Ya bebí de la fuente del deseo;
y adorné con el oro ya mis manos;
ya pisé por el verde de la hierba
y sentí su frescor al ir descalzo.
Ya cumplí mis promesas y algún sueño;
y luché dando golpes al contrario;
ya jugué y aposté en algunos juegos
y perdí y gané lo que he apostado.
Ya sufrí como pocos lo hayan hecho;
y gocé del amor y en el pecado;
ya dejé de confiar hasta en mí mismo;
ahora es Dios quien maneja aquí el cotarro.
GaDe 24/3/2014
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