Padre, ten a bien el atenderme
Ten a bien el atenderme, Padre;
¡oh Dios...! Pon en mi corazón luz
para letras,
que se expliquen de misterios inefables.
Que digan mucho más que si fuera hombre de ciencias;
deja en mí la voz de un ángel que mandaras; y mata en mí cualquier atisbo de jactancia, de orgullo o apariencias...;
cuéntanos de Tus bondades celestiales.
Que lleguen las palabras al sencillo;
al humilde corazón al que das brillo.
Quisiera decirte Padre:
No me conformo y quiero mucho más de Ti, más de Jesús; pero...
¿quién soy yo, un pobre gusano rescatado de la fruta del pecado, para a Ti pedirte nada...?, para pedirte ni siquiera que me atiendas un instante...
¡Oh Padre Amado, por un instante de Tu tiempo, Ten mi vida!
Yo no me la merezco, Padre Bueno.
Dice Tu palabra: ¡"Sean fuertes y Él le dará fuerza a sus corazones, todos los que tienen esperanza en Hashem!
¿Acaso no son muchos los que Te aman?
¿Los que las esperanzas dejan sobre Ti?
Y Tú diras: ¿ Lo hacen del todo?
Somos débiles Señor; Tú sabes lo que aguantan y lo que empujan a la carne nuestras carnes y ansiedades...
¿Por qué con lo corto de los tiempos Te demoras en darnos las respuestas...?
Esa es la pregunta de la fe, que la fe misma contesta ¿verdad...?
¡Qué curioso Lo haces Todo!
Maravillas son Tus pensamientos...
Y ¿qué del Hijo? ¿Hay palabras para Él...?
Santo, Bueno, Amor y Tierno, ...
Y Valiente y Fiel y Verdadero, ...
Sublime corazón del Gran y más Puro Guerrero.
¡Acaso no guardó La espada para luego en la Batalla?
No miréis al Compasivo como débil;
no hagáis tal, no seáis necios;
es Príncipe de Paz pero es Dios Fuerte;
quien le siga tiene todo, es un valiente;
Jesús confronta vida y muerte de manera inevitable;
para luego Vida o muerte, de manera inescrutable;
pero el hoy no es paseo entre las nubes; no pequeños..., que nadie vaya aquí a engañaros: Dejad las cargas en Cristo; pero nosotros..., nos negamos... Rebeldes orgullosos...
Es nosotros reside el adversario:
el instinto del mal está al acecho
y nos cautiva y entre curvas, brillos o placeres...
Y el instinto del bien..., se nos pierde entre el tumulto de la gente.
Ya está aquí mucho dicho:
¡Gracias Jesús por Tu Padre que Es y Es...!
Jesús ¿qué sería de nosotros sin Tu muerte y sin Tu Vida...?
Varón de dolores, Siervo de sufrimientos...
Y aquí hay otros..., tan perdidos, y contentos...
¿Qué es el hombre miserable, para que Dios Se conforme con tan poco...?
Dios no es egoista. Y Él Se complace en dar y dar y dar y dar y dar y dar y dar, ...
Y ¿qué recibe a cambio...?
¡Contesta tú en lo que te toca!
Y ¡que hable el corazón!, ¡calle tu boca!
En todo lo sufriente, sobre el Cielo
reposa como enigma Su consuelo.
Hay que apartarse del mal,
y ¡que mal nos apartamos!
¿Y mis respuestas Padre?, ¿,no me ves? ¡respóndeme!
¡Ay si nos hubiera respondido igual de pronto en la malicia...!
¿Véis? De aquí además es la mucha paciencia que se exige...
Lloramos; mientras lloramos, más lloramos si los ojos del alma miran al cielo...
No es posible no llorar si tu alma mira Allí; ya te lo digo; no, no eres tú solo.
Somos muchos lubricando el corazón con nuestro llanto para que éste no se oxide y se haga viejo; para que éste se haga blando y siga hablando.
Y cuando habla el corazón en la Pureza del Señor...
Mejor callarnos.
¡Gloria a Dios eternamente!
GaDe 6/4/2015