La Luna
La luna siente rubor
porque han llegado hasta ella
las nuevas de un pretendiente
por dos sirvientas estrellas:
Con polvo de sol brillaban
las letras en nota impresa,
y escrito estaba algo así
(lo sé porque no es leyenda):
Te mando a estas dos amigas
para que endulcen mi espera,
pues quiero que seas mía
y espero quieras y accedas;
una es para por la noche,
para seguirte en tu vela,
y si se os ve juntas, id,
y que se engañe la Tierra;
la otra es para el día,
para peinar tu melena.
Y desde entonces la luna,
al igual que sus doncellas,
rondan siempre en compañía
sin que apenas se las vea.
Será que es el astro rey,
quien ha amañado esta treta?
En tanto el lobo está aullando
vagando entre la maleza,
y viene a decir: te quiero!,
dónde estás? Ay, luna nueva!
Y entre su llanto y su aullido,
la pena sigue a su pena;
yo lo sé porque corazones
que se ahondan en sus huellas;
tal cual aúlla, llorando,
el can de la Tuna espera
para rondar su ventana,
que es el cielo de esta esfera.
-Tú Luna, no puedes irte,
piensa en mí y en las mareas!,
así que dile tú al sol,
que se busca otra princesa.
Y desde entonces la reina
de la noche y las tinieblas
al escuchar su consejos,
más que consejo, advertencia,
se puso triste a pensar,
ya que la cosa era seria
y sopesó y decidió,
al ver que es cierta la alerta;
y no quiso ya de amores;
dejó a su amante a las puertas;
y cuando aparece hoy Él,
ella corre y no hay manera
que ese amorío se dé
y aunque se crucen, ahí queda!
GaDe 29/7/2014