Todos morimos
Qué estúpido es decir: tú, ni de lejos,
ni de lejos te acercas a mi pena,
mi pena es más y más es mi condena,
mi condena!, y no quiero tus consejos.
Tus consejos no sirven no hay consuelo,
no hay consuelo, tampoco yo lo quiero,
yo lo quiero sólo a él y por él muero,
por él muero, y lo pido al Dios del cielo.
Al Dios del cielo rogué y no hizo caso,
y no hizo caso de hinojos ni implorando,
ni implorando dará luz a mi ocaso.
A mi ocaso, no hay sol ya ni clamando,
ni clamando hoy me ves pues lo hice al paso,
al paso al ataúd que iba abrazando
GaDe 1/7/2014
No hay comentarios:
Publicar un comentario