jueves, 23 de abril de 2015

Te amo... y sabes que no hay más

Te amo... y sabes que no hay más.

Tu pie me aprisiona y me somete
mientras que Tu mano me sostiene
para que mis fuerzas no se vayan.
Grande es Tu obrar sobre mi pena
que en río de angustia corre hacia Tu trono.
Mis corvas ya no aguantan mi pecado.
Digo una y otra vez en la mañana:
¡Dime Eterno! esto ¿hasta cuándo...?
Y viene a contestar mi transgresión:
Tú lo has querido.
¡Oh no, Dios de justicia!
Yo no quise pero sé que yo he caído;
pero préstame la fuerza de obediencia y volverás a levantarme en el deleite que me afilia al Santo Nombre de mi Amo;
Aquél que Te recuerda en mi recuerdo que soy débil; que aquí no hay hombre fuerte que no llore si Tu látigo Le enseñas.
Todo es agua, todo es aire,
de llantos y suspiros...
y Tú en el Cielo; en el Cielo refulgente de Tu Gloria...
nos castigas mientras vas haciendo hueco a la Pureza que aquí exiges y no llega... y no llega... y ¿no llega...?
Levanta el pie de sobre el rostro de mi culpa, porque yo nací por darte gloria; y me arrepiento y me arrepiento y me arrepiento...
Te amo... y sabes que no hay más.
¡Gloria a Dios eternamente!

GaDe 25/4/2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario