Las corvas destensadas ya me anuncian,
que el plomo y el mercurio de mis de mis dedos,
no quieren ya saber de más enredos
que en un trazo de sol horas pronuncian.
Y en tanto me someto a sus razones,
les ofrezco el descanso que merecen,
pues al igual que al esfuerzos se ofrecen,
les doy a ambos relax sin más presiones.
Y ya tumbado en cama,
cual un enfermo loco me despido
diciendo: hasta mañana,
a todos aunque alguno se haya ido.
No por muerte temprana,
sino porque mañana en el olvido,
es esto una patraña
pues ya en el día será un sinsentido.
GaDe 14/12/2013
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