- A la orilla de un río lloraba un niño.
- Un señor se le acercó a ver qué es lo que pasó.
- El niño sólo decía :
se fue mi amigo, se fue mi amigo.
- El señor mano en el hombro,
al muchachito le dijo:
- No llores más, mozalbete! Qué te ha pasado?
- Mi amigo! Que estábamos nadando juntos
y se hundió y en un momento,
ya no le vi nunca más.
- No llores que le verás!
- Eso lo sé, pero ya no estará vivo.
- Tú tranquilo, tú tranquilo; que a lo mejor aún lo está!
- Si no le he visto salir.
No soy tonto, que lo he visto;
y ni siquiera gritó
el agua se lo tragó,
y no tenía motivo.
Cómo quiere que no llore
si yo fui quien le animé
cuando él estaba conmigo?
- Sabe nadar el chaval?
- Sí, señor! Si estábamos los dos muy cerca,
reíamos jugando cuando se fue,
sólo dijo: Mario ven!
Y cuando yo me acerqué,
por más que buceé palpando,
le toqué y se me escapó,
y le arrastró la corriente.
- Ya le verás río abajo!
- Pero de cuerpo presente.
Dígame que le veré,
pero vivo, sólo arriba!
Eso es seguro, lo sé!,
pero ya no en esta vida.
- Vamos, niño, anímate!,
que bien pudiste ser tú!
- Esa es la pena señor!,
que yo no fui, no fui yo.
GaDe 11/12/2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario