y cubierto por sábanas y mantas,
sin más calor que el de mi propio cuerpo,
así es como amanezco,
y así es como me acuesto.
¿Es esto el estar vivo?, me pregunto,
sin compartir con nadie
ni siquiera recuerdos o momentos…
Quizá no, me respondo;
Quizá no, ya me engaño y me contento.
Y en ese contento del que os hablo,
que surge del extraño pensamiento,
me vengo a repetir: Si estás tranquilo,
¿qué quieres?, ¿más quebranto,
que se te rompa de nuevo el corazón
en este dulce pero amargo juego?
No dejes que la mente te traicione,
porque vivir no consta sólo de eso.
Y me engaño y me engaño,
y de nuevo me acuesto;
Sin compartir con alguien mis palabras;
Sin esperar de nadie un solo beso.
GaDe 14/12/2013
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