El doble embate de la edad
A fuer de ser cordial he comprendido
el cruel y doble embate de la edad:
en uno, daña al cuerpo de verdad;
en otro, al aceptar que estás vencido.
El hombre es pobre ser que, compungido,
mal lidia con la dura realidad
de ver como envejece, sin piedad,
la carne a la que se halla sometido.
Y así, como queriendo retrasar
las huellas que en la piel dejan los años,
algunos, al quirófano a operar
se pasan por si ocultan esos daños;
mas todos acometen aceptar
que no hay remedio al tiempo, sino apaños.
GaDe 28/9/2015
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