Dejándome llevar
Dejándome llevar
por la corriente de mi tiempo,
al igual que hace una hoja
que ha llegado envuelta en viento
y que se aguanta en el vaivén de un riachuelo;
yo, trémulo e inestable,
embarcación y pasajero,
sin saber ni a donde voy...
sumiso, me acostumbro, y me navego.
Cuál será mi trayecto, y cuál mi puerto?
Volverán a musitarme otro te quiero?
Ya no hay prisas,
aunque sea un corcho viejo.
Pero a veces al abrazo natural,
más aun floto y me elevo
y vuelvo al cielo.
Mas ahora,
sólo soy, ni más ni menos
que esa hoja que silente
en el rumor de la corriente,
sólo flota y no se agota
y aunque atento...,
yo me dejo y, yo me dejo y, yo me dejo...
GaDe 21/4/2014 a Ilona T.
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