No te busques en los besos que se fueron
ni tampoco en esos que pudieron ser,
que aunque extrañes los recuerdos no volvieron
sino a ser la realidad pero de ayer.
No te busques en las tristes soledades,
aunque en ellas sin tristezas se esté bien,
porque el hombre es ser social con facultades
que nos sirven de provecho y de sostén.
No te busques en errores cometidos
o en culpables veredictos hacia ti,
piensa ya que están pasados y cumplidos
y en que nunca volverás a estar allí.
No te busques en fragancias que no hay ya
en la almohada a la mañana, o de otro modo:
el tiempo está, viene y da, deja y se va,
y cuando menos te lo esperas roba todo.
No te busques en tesoros, ni en joyeros,
ni en un álbum con mil fotos, ni en canciones,
ni te des al derrotismo o a consejeros
que te hundan o confundan en cuestiones.
Mucho menos a los vicios que te evadan,
pues es falsa y momentánea la evasión,
y no pierdas la autoestima no se añadan
aun más penas a tu noble corazón.
Date un tiempo a la oración, ponte de hinojos,
y búscate pero no aquí en el infinito;
hazme caso, no te miento, abre los ojos!,
Que todo esto que leíste ya está escrito.
GaDe 19/4/2014
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