Desesperados, se encontraron dos amigos en la fuente del deseo. Se dieron un fuerte abrazo de corazón, de los buenos, de esos que dejan señales y afianzan su recuerdo.
De todas formas, hubo un tiempo
en el que estuvieron muy unidos,
por esa cosas que sentimos los humanos: atracciones, complicidades, aun sin siquiera llegar a fondo a conocernos, son complejos tales misterios.
Allí mismo estuvieron rato hablando de la curiosa coincidencia de verse los dos después de tantos años ese día y en ese momento, de si era acostumbrados turistas, de monumentos..., y de algo muy importante: de si era cuestión de arte, o si se habían visto allí y ya iban a aprovechar para creer a esa fuente y le iban a pedir algo, por si tuviera el encanto de conceder eso que sonaba a cuento.
Y antes de seguir hablando - ella le tapó la boca-, y divisando un café y agarrándole y tirando de él dijo:
- Cállate ya! Sigues igual, eh! Espera! Me has dicho que estás solo, no?
- Sí, sí! Y tú también, no? Bueno..., no sé! - él respondió.
- Sí, tranquilo, loco, no tienes que defenderme de nadie.- y sonrió como sólo ella sonreía con una mezcla de bonita sonrisa, reflejando mucho brillo en sus ojos y espontánea, pero nerviosa.
Y vinieron a sentarse junto a mí. En esa terraza. Y si escuché todo lo anterior, es porque yo iba con él, pero el, de momento, no tuvo la decencia de presentarme, ni entonces, ni más tarde; aunque compartíamos cuarto y no dejaba de consultarme todas sus conversaciones con ella esos días. Dejándome a mí solo para irse con ella, y hablando con ella lo que no hablaba conmigo. A mí me dio igual, le conozco desde siempre y sé que, eso mismo, ya estaba acostumbrado a que me lo hiciera; me dejaba sin ningún respeto y se marchaba con quien le viniera en gana; yo más parecía su sombra en días nublados que su amigo. Y sigo con ellos dos, que a fin de cuentas, es de quién trata esta historia. Ahora, sin mí, no la sabrían a no ser que la escribiera ella u otra amiga de ella.
Pues, se les oía contar mil anécdotas: de los años sin verse, de como les había ido a ellos,...
Joder, qué fatalidad!
La verdad es que mi amigo no sé por qué, bueno, sí lo sé, estaba acostumbrado a ser funámbulo sin red, y eso estando sereno, cuando tenía problemas daba hasta mortales sobre la cuerda.
Ella, ni idea! Cuando se conocieron, me contó él, era una chica que transmitía vida, proyectos, ideas, alegría, ... Una campeona, diría cualquiera. Empezó sus estudios y los acabó. Llevaba trabajando años creo, por lo que me contó él, y llevaba independizada junto con unas amigas ( imagino de esas chicas "perro-flauta", espero que no se me enfaden ni ellas ni los perros) que tienen su encanto. Aunque mi gusto sea otro, pero amigo, el hábito no hace a la monja, se puede ser igual de zorra con diferentes hábitos y el mismo hábito a la vez, e incluso vestida de traje marrón con falda, incluso las que dicen: traje ron, sin falda. Esto último es una licencia que sí, que distrae profe y no viene a cuento y a un lector serio le podría hacer tirar el relato a la basura, pero: usted cree que un lector serio creería en la Fuente del deseo. Anda ya!
Se tomaron un café, conversaron, se rieron, ... Y tuvieron una idea que e nada yo se la cuento, dijo él a ella:
- Y tú crees de verdad en esto? - mirando a las personas que echaban monedas a la fuente.
- Pues no! Pero ya que estoy aquí, no descarto pedir algo.
Ella había ido a Roma en Italia a ver a una amiga y hacia tiempo viendo museos y otros lugares de interés mientras su amiga trabajaba.
El estaba viendo la Fontana de Trevi porque tenía la intención de matar al Papa Francisco, para llevar la contraria al mundo, porque este Papa estaba volviendo a dar un atisbo de confianza en la iglesia católica, tan podrida desde siglos antes. Y hacía tiempo antes del día 0. Ya tenía la munición y el arma: Una Biblia recortada de dos cañones y que proyectaba palabras mortales. Quería acabar con todos los Cardenales, obispos, arzobispos, los párrocos, los catequistas, y a los únicos que iba a conceder el indulto era a los monaguillos ( sería por aquello del cepillo o sus voces angelicales). La verdad, no lo sé!
Tanto ella como él, los dos habían probado en tiempo de asueto y descanso por necesidad, obligación , ambas o ninguna de las anteriores, todo tipo de terapias, tantos especialistas que es raro que no coincidieran en alguna sala de espera, sería por vivir en diferentes barrios. Así que fueron allá esa mañana, más que nada por consuelo y porque la esperanza dicen que es lo último que se pierde, o que jamás se pierde; mas no es cierto, yo lo último que perdí fue un móvil.
Se les ocurrió una idea, porque ella tenía talento, y dijo:
- Qué te parece si en los días que nos quedan aquí, al irnos conociendo cada vez más, -se interrumpió pensando- porque me has dicho que estarás dos semanas como poco, no?
- Sí, sí! -dijo él.
- Pues si nos vamos conociendo a través de un trabajo de investigación...- interrumpió él.
- No me jodas que trabajas para el Vaticano?
- Que no tonto! Si el día que vayas a matarle, si quieres yo te doy el agua.
- Ah!, me habías asustado ( mentira, él sabía que ella trabajaba para el Vaticano, pero le atraía la idea de conocerla en profundidad)
- Puedo seguir?-pregunto irreverente
- Hazlo! Sorpréndeme!
Él sabía que esa muchacha era una caja de sorpresas.
- Pues hacemos esto siguiente; cuando lances la moneda yo pediré tu deseo al creer saber lo que te es bueno o te vendría bien, y, tú harás lo mismo cuando yo lance mi moneda, pero claro, pensando en mí, listo! -sonrieron y él sin querer ya la toco el culo.
- Eh! - dijo ella.
- Ves? -dijo él.
Y siguieron tomándose el café y empezando ya su investigación en silencio.
- Estoy de acuerdo -dijo él.
Y así como acordaron lo hicieron. Se miraron sonriendo por el reto o juego planteado, se tomaron la consumición y como siempre, le tocó pagar a él.
Y pasaba un día tras otro conociéndose en detalle para saber más de todo el uno del otro: se preguntaban gustos, aficiones, ideologías..., es decir, un trabajo bien hecho, y sin cama, de momento.
Él se ilusionó con ella y ese era su deseo que acabara junto a él antes o después de un tiempo.
Pero qué paso con ella? Que ella no lo hizo con él pues lo que ella quería era a otra persona, y ese era su anhelo y su deseo.
A ninguno de los dos se les cumplió. Pero aun así, por cosas del destino, llegaron a ser tan amigos, que quizá hasta surgió algo mayor.
Y se dijeron de nuevo:
- Y si hacemos un viajecito? -dijo ella.
- A dónde -dijo él.
Pues a Italia, a ver a mi amiga Fabricia; así podríamos ir otra vez a la fuente del deseo.
- Vale! -dijo él.
Y planificaron un viaje y en un día se pusieron e hicieron otra vez el mismo juego. Él estaba reticente, pero como ya eran tan amigos, deseaban de verdad lo mejor el uno para el otro y no su propio interés.
He hicieron los mismo, pero esta vez con un par de monedas a cada uno les bastó. Y esta vez, fue ella la que quiso estar con él, pero el pobrecito aun estando enamorado de ella, por amor, pidió en sus deseos que ella estuviera con alguien digno y no con un resabiado viejo y loco.
Y así es como sucedió que aun estando enamorados, de estar juntos no hubo ocasión.
Y pasaron los meses y se siguieron conociendo hasta el punto que se les olvidó hasta matar al Papa.
Así que al año siguiente de nuevo se les vio allí en Italia, en casa de Fabricia. Cuando la italiana se enteró que iban de nuevo, le dijo a su amiga:
- Guardate che faccia hanno amici! Non è possibile trovare una camera come tutti che viene. Che una volta, va bene, due anche, ma Dovrai me sempre? Ti amo, ma dovrò affrontare!
Que traducido viene a ser:
-Mira que tenéis cara amigos! No podéis buscar una habitación como todo el mundo que viene. Que una vez, vale, dos, también, pero me vais a tener así siempre? Yo os quiero pero vaya cara!
Y fueron a Italia y a Roma y el primer día visitaron a Fabricia y el día de la despedida.
Y ya no les hicieron falta ni monedas, ni fuentes, ni nada de nada, que sí deseos, los nacidos en sus corazones y..., no lo recuerdo claramente, pues guardo un vago recuerdo ya de mi amigo, pero creo, no me hagáis caso, pero que llegó su día, y en su momento acabaron fundiéndose en besos.
PD. El Papa, a día de hoy sigue vivo.
GaDe 30/11/2013
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