Un susurro muy suave dice escribe,
y yo que es mi pasión me satisfago,
y al tiempo que obedezco es un halago
servir en este ensueño que en mí vive.
La musa ya no es tal, me desinhibe
mi tenue inspiración de tono vago,
mas siento que en sus brazos me deshago
al darme, y sin vergüenza me recibe.
Mas es su condición el ser estricta
y se hace aun más tajante por ser verso,
y yo sigo apuntando, según dicta.
Por eso si me manda tan diverso...,
yo cedo, y me somete, y está invicta,
y en tanto que es la dueña escribo inmerso.
GaDe 27/5/2014
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