El centurión
Yo soy como el centurión de mis palabras,
y ellas van donde yo mando y las dirijo,
y si digo: id para allá!: allí que van;
y si digo: aquí quedad!: se están conmigo.
Pero, a veces, negligente y sin querer...,
se me escapan si me duermo o me confío,
y hasta el alma me desnudan mucho más
que quisiera, y me avergüenzo de mi mismo.
Mas yo soy el centurión, y tengo el mando,
y en mí está la autoridad; no me desdigo;
y si dejan al desnudo mis vergüenzas...,
no me apuro pues de mí no soy cautivo.
GaDe 30/5/2014 a los que odian mentir
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