Oyendo una alabanza un arrebato
me ha llegado frenándome la audiencia,
y sin poner remedio me ha empujado
pasando seis minutos de las treinta.
Cuando a uno lo dispone el corazón,
no busques que poner ni la sentencia,
porque no es necesario que se finja
aquello que no manda la cabeza.
Y viene la oración y el pensamiento,
sin nada que buscar sino encontraros
a vosotros y a aquel al que dirijo
el ser espiritual de un tipo raro
Padre mío, Dios viviente, Yahvéh Bueno,
intercepta Tú estos versos que te escribo
y aun sabiendo lo que soy, puro veneno
ten a bien el concederme lo que pido.
Mas bien sé que la ponzoña es por humano,
y que de eso sólo salva el ser cristiano.
El día que Tú mandes a buscarme,
desde ese mismo instante dame abrigo,
pues ahora yo si sé donde buscarte
mas no quisiera estar desprevenido
por ello por favor Tú no me dejes
y agrádate algo en mí pues soy tu hijo.
GaDe 1/1/2014 a ti Padre
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