Yo no escribo de la vida,
a mí me lo dicta el cielo
y a esta cueva de ladrones
de vez en cuando me cuelo.
Comercio de falsedad
donde no hay un solo bueno;
vender tórtolas tullidas
pues siempre los estáis haciendo.
Qué queréis una verdad?
Pues leed el Testamento
de quien salvando inmundicia
fue clavado en un madero.
Pero la milla de oro
os absorbe hasta el cerebro
y decís yo soy confeso
de ser falso y embustero.
Ahora os meteré una nota
que no entra en el evangelio,
cada perro anda perdido
y Satanás es su dueño.
Y un poquito de color:
será que en el Arco iris
el tramoyista es muy cierto?
GaDe 18/2/2014
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