¿Hasta cuándo?, diré yo...
¡Dime, Dios, dime!: ¿Hasta cuándo...?
Despierto sin alegría;
e igual me acuesto, apenado.
Yo, que analizo mi vida,
y cómo se está pasando;
si se acabara este día,
mi pena habría acabado.
¿Por qué no le pones fin
a la aflicción que yo paso?
¿Es todo por corrección...?
¿Quieres de mí hacer un santo?
¿No ves que nada disfruto,
sin familia, ya a mis años...?
¿Es Tu propósito ese?:
¿Que sufra, siempre, aquí abajo...?
¿Tan grande es el premio, arriba,
que me tienes preparado...?
¡Ay, mi Dios de mi consuelo!
No te tardes, que no aguanto;
y quítame una costilla,
mientras que duerma o soñando;
que no son mis contenciones
iguales que las de Pablo...
¿No llegan mis oraciones...?
¿No escuchas cuando te clamo...?
Sé que no me lo merezco;
que arrastro mucho pecado;
pero yo sé que Eres Bueno
y, que me lo has perdonado;
olvida mis transgresiones;
ya eché mi mano al arado;
debo mirar adelante,
si no a Jesús no le valgo.
Pon en mí las ilusiones
que tienen otros hermanos...;
y si no, llévame pronto:
¡Dame cobijo en Tus brazos!
Primero Te doy las gracias
por todo lo que me has dado;
no sea que este poema
lo leas; y me hagas caso.
¡Un beso y, la Gloria al Cielo!;
ya me despido: TE AMO.
GaDe 30/1/2016
No hay comentarios:
Publicar un comentario