¡Dame fuerzas mi Señor!:
Que jamás me contamine por mi boca;
purifica el corazón para que hable;
quita todo el pensamiento que me estorba;
pon medida a las palabras que me salen.
¡Qué preciosa facultad comunicarse...!,
dar detalle de lo bello y lo profundo; olvidarse a cada rato de este mundo
porque el Cielo sea en mí y Quiera expresarse.
Todo pasa..., no es cuestión que ésta me asombre,
mas mi Dios no pasará y tampoco el Cristo,
Hijo al que Es consustancial y al que hemos visto,
que trerá la eternidad también al hombre.
¡Oh, Divino Redentor, dador de vida!
danos fuerzas cada día a la mañana;
esperamos ya Tu vuelta desde arriba;
mas alienta a la Palabra predicada.
GaDe 30/1/2015
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