¡Que no! ¿Que a santo de qué
ha de alegrarme a mí el aire,
si no lo puedo besar
como se besan tus carnes?
Ilusiones y esperanzas
puse siempre en la mujer,
mas resultando de otros,
con estas dos me quedé.
Que no me dé mala vida
la mujer que a mí me llame,
que yo he venido a vivir,
y no me meto con nadie.
Mis penas no son mis penas,
porque esas penas ¿quién sabe?...,
si llamaron a mi puerta,
serán penas de la calle.
Veo que escapan los días
como agua de manantial,
y ya me muero de sed
pues sé que no volverán,
Veo que escapan los días,
y, a la par, se van, sin más,
esperanzas y alegrías
en la noche de san Juan.
GaDe ¿? 8/2017
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