¡Oh flor de la pasión!, ascua encendida,
divina juventud, luz que se apaga
de un soplo; cual piropo nos halaga,
y escapa para siempre en nuestra vida.
A aquel que iluminó en mayor medida,
dará sólo en recuerdos una paga;
mas nunca le dará qué satisfaga
su anhelo, por ser dicha ya perdida.
¡Cual humo es todo gozo temporal...!,
y todo es temporal si no trasciende
al lazo entre razón y material.
Y el pobre intelectual..., qué mal comprende
el puro razonar espiritual,
pues no es de su razón de quien depende.
GaDe 31/10/2015
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